Para decir que algo tiene un precio justo, caro o barato primero debemos tener clara la calidad que dicho producto o servicio tiene para nosotros.
Recordemos que la calidad se refiere a la forma en que el producto o servicio satisface mis necesidades particulares, entre mejor lo haga, mejor calidad tendrá el producto (para mí).
Dicho eso, al momento de evaluar el precio de un producto que vamos a comprar, debemos preguntarnos lo siguiente:
¿Cuánto estaría dispuesto a pagar por un producto que satisfaga determinadas necesidades?
Digamos, nuevamente; que yo estoy buscando comprar un par de botas con características muy particulares; por los beneficios que me ofrecerá estoy dispuesto a pagar $1,500.00
Ahora, voy a un mercado y encuentro diferentes marcas de botas, con características muy semejantes entre sí, las cuales satisfacen mis necesidades.
El primer par de botas tiene un costo de $2,000.00
Costo / Beneficio
$2,000.00 / $1,500.00 = 1.33
El segundo par de botas tiene un costo de $1,550.00
$1,550.00 / $1,500.00 = 1.03
Por último, en tercer par de botas tiene un costo de $1,250.00
$1,250.00 / $1,500.00 = 0.83
Cuando el resultado es mayor a la unidad, decimos que es caro.
Cuando el resultado es cercano o igual a la unidad, decimos que tiene un precio justo.
Cuando el resultado es menor a la unidad, decimos que es barato.
Esto va más allá de las diferentes ofertas que encontramos en el mercado, es decir; si investigamos lo suficiente, siempre encontraremos una oferta más barata; sin embargo, hay que considerar el tiempo, el esfuerzo e incluso otros gastos como el de transporte que podemos invertir para conseguirlo.
¿Vale la pena invertir tres horas más de tiempo y $150.00 de combustible y estacionamiento para comprar un producto $250.00 más económico?
Si pensamos comprar una docena, desde luego que sí; pero si pensamos comprar una sola unidad; ¿Cuánto vale para nosotros nuestro tiempo y esfuerzo?
El facilitar el acceso a un producto o servicio, tanto en tiempo como en esfuerzo, es un aspecto muy importante a considerar en el precio de compra y venta.
Esa es otra “necesidad” que los distribuidores se encargan de satisfacer.