21 de Septiembre del año 2017
León, Gto. México.
A quien corresponda:
A mis alumnos les llama la atención cuando les comento que práctico la psicomancía o que soy un psicomante, ciertamente ambas palabras no existen, se tratan de neologismos que arme para “explicar” lo que hago. Entiendo que les llame la atención, a mí también me llamaría la atención si tuviese su edad y tuviera un profesor que ocasionalmente lleva una gabardina negra más parecida a la túnica de un sacerdote o un hechicero, como si esto fuera lo más común del mundo para él; a mí, desde éste lado de la barrera es un tema del que no me gusta hablar mucho, pero ya me he comprometido a explicarlo.
Os platico la historia.
Desde niño me llamaron la atención las cuestiones arcanas, místicas; aunque entonces, no existiendo el internet, dependía de los libros, algunas películas y visitas ocasionales a la biblioteca. Recuerdo que películas como “La Profecía” me impactaron fuertemente de niño y hacía el esfuerzo por ver los maratones sabatinos en que pasaban por la televisión las cuatro películas, sin éxito en la mayoría de las ocasiones, pues caía dormido entre la tercera y cuarta. Recuerdo que el primer libro como tal que leí se trató del “Apocalipsis” o “Libro las Revelaciones según San Juan”, inspirada mi curiosidad posiblemente por las películas anteriormente mencionadas. La no existencia del internet como medio accesible para mí me llevo a conocer en la biblioteca a Borges con su Manual de Zoología Fantástica, a Lovecraft y sus mitos de Cthulhu, entre otros.
Aproximadamente a los 15 años, saliendo de la preparatoria, un rato antes o después del servicio social que llevaba a cabo en una Promotora Cultural llamada “La Floración del Mezquite” asistía a un lugar en que se vendían artículos relativos a juegos de cartas (Magic), animación japonesa, comics y mangas, entre otros. Allí conocí a varios de mis mejores amigos, los cuales siguen siéndolo hasta la fecha. También conocí a uno de los que sería, sin yo esperarlo, uno de mis primeros maestros en las cuestiones arcanas.
Allí tomamos un curso al cual se le llamaba “Taller de Control Mental”, un nombre que puede sonar algo exagerado… y atrayente además; se trataba en realidad de un taller introductorio a técnicas de meditación. Allí aprendí las bases, algunas de las cuales empleo aún, sin embargo yo era demasiado joven para comprender a ciencia cierta lo que estaba haciendo, por lo que no avance mucho, ya que no me lo tomaba con la suficiente seriedad (por otro lado estuvo bien, pues no me “clave” o fanatice con ello).
Algún tiempo paso y gracias a “La Floración del Mezquite”, específicamente a su foro de teatro; conocí a una de las mujeres que más he querido en mi vida, y también cuya separación más me ha dolido.
En aquel tiempo, una serie de factores externos evito que pudiera verla en nuestra primera cita (específicamente una tormenta), pasarían entonces dos años antes de que pudiera volver a verla; lo cual por cierto sería el inicio de una singular “tradición” entre los dos.
Durante el inter, daba mis primeros pasos en el Terror Psicológico gracias a Silent Hill y tenía algunas experiencias paranormales como el ver sombras de animales rodeándonos durante la noche en un campamento, así como el escuchar murmullos de niños afuera de la casa de campaña y golpes ligeros a la misma.
Dos años pasaron y mientras yo acompañaba a una amiga a un museo, aquella chica que conocí en el teatro me vio y decidió escribirme. Conteste a su correo electrónico explicándole porque no había podido verla en aquella ocasión y volvimos a concertar una nueva cita.
No quiero ahondar en detalles, recuerdo que en aquella noche yo le platique acerca de la novela que estaba escribiendo, lo hacía con gran emoción y candidez; simplemente me sentía muy bien con ella y seguimos viéndonos en varias ocasiones.
En algún momento fui a visitarla a otro estado en que ella vivía a causa de sus estudios. Tiempo después ella viajo a otro país como parte de un intercambio educativo y mantuvimos correspondencia durante ese tiempo. Aún conservo las cartas.
En alguna ocasión yo le comente que era algo místico, ella era abiertamente atea; así que me presto un libro para leer: “El Péndulo de Focault”, lo cual yo hice sin entender del todo porque quería que leyera ese libro en particular.
Debo hacer una pausa explicativa aquí.
El péndulo de Focault es una novela en la cual se enlistan una gran serie de creencias, sectas, tradiciones mágicas y místicas que han existido en la historia de la humanidad; centradas en gran parte en los mitos de los Templarios, sus origenes y todo aquello que derivo de ellos. Me resulto extraño que me prestará ese libro, pues yo quería alejarme de esos temas y su lectura parecía acercarme más a ellos. En realidad la historia era más una crítica de los excesos a los cuales pueden llegar personas inteligentes y cultas por fanatizarse con ciertos temas e intentar encontrar explicaciones mágicas a cuestiones completamente mundanas (como una lista de compras, si leen el libro entenderán a que me refiero).
El punto es que logró que me interesara más por el tema.
Además, aunque es algo en lo que no quiero ahondar, pero es pertinente mencionarlo; dado que nuestra relación termino al poco tiempo no tenía muchos motivos para dejar de aprender más acerca de los temas arcanos.
Alquimia y la Cábala
Una serie de animación en particular despertó mi interés por la alquimia, gracias a varios libros aprendí bastante acerca del tema, pero más en aspectos filosóficos que “mágicos”; hice algunos experimentos básicos con unos proto homúnculos, pero estos eran sumamente limitados, cayendo más en la categoría de artesanías que en algo metafísico.
Me adentré a la Cábala gracias a Borges y su libro “Siete Noches”, siete conferencias que éste gran autor dio y que fueron transcritas e integradas en forma de libro. Borges me condujo a otros autores que profundizaban en el tema de la Cábala, de una forma más intelectual y objetiva que emocional y fanática.
En el pasado la novela gráfica “Batman Arkham Asylum” menciono a “La Rama Dorada”, la volvería a encontrar mencionada en algunos otros textos, lo que me llevo a buscarla y comprarla.
También recuerdo como tuve que pedir que importarán un libro desde Argentina: “La Última Tentación de San Antonio”, sólo para que un mes después, una famosa cadena de librerías lo sacará a la venta en la ciudad, anunciando inusualmente la novedad en el periódico.
De la misma forma podría mencionar otros libros y fuentes de inspiración, como los juegos de rol (Dungeons and Dragons) y otros materiales, pero extendería con ello innecesariamente ésta carta.
También cabe destacar que durante un tiempo salí con una bruja de la cual aprendí algo de astrología y principios de magia; también por ella conocí a otras brujas de las cuales aprendí acerca de otros temas.
El punto es que siempre me mantuve en contacto con estos tópicos, retomándolos por lo general en ciclos de dos años.
Falta mencionar que en su momento quise estudiar psicología, lo cual no logre por una serie de decisiones caprichosas, pero mantuve el estudio de manera externa por otros medios.
El Tarot y la Lectura de Campo
En algún punto de mi vida, después de una relación fallida; comencé a tomar terapia psicológica. En donde quiera que esté le envío un abrazo a mi psicólogo, aprendí mucho de él y ciertamente me apoyo a mejorar mi calidad de vida.
También conocí a un budista en el lugar más inesperado, pero el cual llego como si lo hubiese invocado; de él comprendí mejor algunos conceptos como la compasión y el desapego. Otro de mis maestros.
En algunas ocasiones he asistido a las meditaciones colectivas en la llamada Casa Tíbet, recuerdo que en más de una ocasión invite a mi madre a asistir, pues creía que le serían de utilidad; pero ya hablaré acerca de ello más adelante.
Me gustan los videojuegos y en el año 2014 jugué uno en particular en el cual, como parte de la narrativa y mecánicas de juego empleaba los arcanos mayores del tarot, como símbolos para representar a las personas importantes en la vida del protagonista y el tipo de relación que mantenía con cada una de ellas. La analogía me pareció fascinante, me llamaba la atención poder emplear dicho simbolismo ya fuera en escritos propios u otras actividades; así que decidí comprar un mazo de tarot, investigando un poco antes al respecto; comprando uno del estilo “Rider”, el cual sigue siendo mi favorito; y al ya tener las cartas, aprender a “leerlas”.
Escribo “leerlas” entre comillas porque si sólo dijera el significado directo que es asociado a cada carta, conforme fueran saliendo en el tablero, la interpretación sería muy llana y posiblemente fallida en una gran cantidad de ocasiones.
He participado en algunas “Constelaciones Familiares” además de talleres de “Hipnosis”, gracias a ello aprendí el concepto y la técnica de la “Teoría de Campo”, dicha técnica se me facilito gracias a mi experiencia previa en actividades como las ventas y la investigación de mercado, sólo tuve que integrar mis conocimientos anteriores para poder aplicarlos a través de ésta técnica.
Tal vez suene simple, pero en realidad fue un largo camino algo accidentado para poder llegar a dichos conocimientos, en muchas ocasiones más de una manera práctica que académica; por eso me he extendido tanto en la presente exposición; para hacerla un poco más narrativa y no tan sólo una lista a forma de “temario”.
Nunca fue mi plan aprender a leer el tarot y ganar dinero con ello. Una amiga de la universidad se enteró que yo sabía leerlo y me pregunto si podría hacerle una lectura. Accedí puesto que siempre le he tenido cariño (un abrazo para ti) y era un buen pretexto para verla.
Cuando llego le pregunte sino le parecía raro que yo leyera el tarot (puesto que estudiamos mercadotecnia), me respondió que no, ya que a mí siempre me habían gustado esos temas (a su perspectiva… aunque recuerdo que uno de mis proyectos universitarios fue el poner “La Capilla de la Santa Muerte” como modelo de negocio… así que puedo entender el porqué de dicha impresión).
Al principio me dije: “leeré el tarot por lo menos las suficientes ocasiones para que el costo de los mazos se pague”, actualmente he perdido la cuenta de en cuantas ocasiones lo he hecho. Lo que me da gusto es que en algunos casos, la lectura si ha servido como complemento para mejorar la calidad de vida de algunos de mis clientes.
El Psicomago
Dicen que un mago no revela sus trucos.
Lo que yo hago está más relacionado con la psicología que con la magia.
En muchas ocasiones mis clientes son personas que deberían consultar más a un psicólogo que a un cartomancista, en varias sesiones suelo hacerles la sugerencia de que asisten con alguno, incluso he llegado a recomendarles a uno u otro psicólogo de mi conocimiento; sin embargo el pensamiento mágico en ésta zona del país es enorme, así que en numerosos casos prefieren consultarme a mí para que les lea el tarot en lugar de asistir con un psicólogo (o me consultan como una segunda opinión a su psicólogo actual).
Lo que yo hago esencialmente es: aplicar técnicas psicológicas empleando el pensamiento mágico a través del tarot.
Eventualmente he añadido otros elementos, como un sincretismo entre “las cartas de cierre de contratos negativos” y los “pergaminos ofuda”, a las que llamo “Cartas del Psicomago”.
Me nombre Psicomago puesto que creía que era la palabra que mejor describía lo que hacía. Puesto que no soy un psicólogo (de hecho temo el juicio de varios de ellos, puesto que soy un profano en múltiples direcciones) y lo que hago no es magia en sí. Aunque la inevitable referencia a Jodorowsky no me gustaba, por lo que eventualmente emigre al nombre de Psicomancia, es decir, la lectura de la psique, o adivinación a través de la psique; que puede interpretarse simplemente como lectura de campo, o de una forma más romántica: “Lectura del Alma”.
Mi conocimiento acerca de la magia y la forma en que la empleo podrían explicarse a través de un cuento corto cuyo autor no recuerdo, así que tendré que parafrasearlo:
— Una persona atea va caminando por una solitaria calle durante una noche sin luna, repentinamente se aparece ante sí el Diablo, nuestro personaje sabe que el Diablo no existe, que es un producto de su imaginación, una alucinación; pero el Diablo que está allí, producto de su mente no lo sabe, así que nuestro protagonista decide persignarse ordenando al Diablo en nombre de Dios que desaparezca, lo cual el oscuro hace intimidado por el símbolo sagrado. –
Básicamente podría explicar que conozco los mecanismos y funcionamiento de la magia, pero no creo del todo en ella; pero muchas personas si creen en ella así que mientras yo respete las formas y métodos de la magia, ésta tiene efectos en ellos.
Podrán decir que es sugestión de la mente humana, por ahora no tengo evidencias que demuestren lo contrario; he visto suficientes casos de psicomatización para actuar cauto al respecto.
Ha sido un camino largo para llegar hasta aquí, es posible que tengan dudas, pues he omitido cierta información para no hacer más extenso el presente documento. No he mencionado por ejemplo las repercusiones que tuvo la muerte de mi madre en mi vida, tampoco he mencionado a Lucero y otros maestros que he tenido.
Todo ello será en su momento, espero.
Sin más por ahora, les envió un fuerte abrazo.
Buenas noches y mejores días por venir.
José Antonio Gutiérrez Mora
PSICOMANTE